...En una fiesta de la Purísima, jolgorio en honor a la Virgen, que se celebra en diciembre, su primo Pedro —el hijo de su tío político—, un precoz y extraordinario pianista, es ovacionado por el público juvenil que colma la sala y los corredores de la casa. Rubén está allí y uno de los compañeros le dice:
—Oye cómo aplauden a Pedro. ¿Qué te parece?
Reconoce la intención del interrogante, y contesta:
—Lo merece; pero a Pedro lo aplauden aquí, a mí me aplaudirá el mundo.
Torres E. La dramática vida de Rubén Darío.
1982. La Habana,
Cuba. Editorial Arte y Literatura.
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